Las instituciones educativas se deben hacer eco de estas nuevas corrientes y adaptar su
estructura y su metodología a las exigencias de la sociedad actual. Por lo tanto, es imprescindible que nuestras aulas dispongan de medios tecnológicos para
que el proceso de enseñanza - aprendizaje no sea algo aislado de la realidad que nos
rodea, sino que prepare a nuestros alumnos para un futuro dinámico y cambiante.
Actualmente, los niños son distintos a como lo eran hace unos años, no les llama la
atención las mismas cosas, ni aprenden de la misma manera, dedican su tiempo de ocio a
jugar con videojuegos, por lo cual están acostumbrados a aprender mediante la práctica y
la repetición y a solucionar problemas estratégicos.
La escuela no puede ser algo ajeno a esta realidad, y debe adaptar su metodología para
conseguir que los alumnos disfruten de su proceso de enseñanza - aprendizaje y puedan
trasladar lo aprendido a su vida cotidiana. A pesar de ello, los sistemas educativos están anclados en el pasado, son asincrónicos,
por lo que es necesario una revolución que se adapte a los niños que tenemos en nuestras
aulas y que les permita conseguir el trabajo que quieran en un futuro. La tecnología forma parte de nuestro mundo, por lo tanto hay que adaptar la educación a
esta realidad.
Utilizando aulas digitales y metodologías innovadoras garantizamos el acceso de todos a
la información. El contar con la posibilidad de nuevas herramientas que originen nuevos procesos
pedagógicos hará que nuestros alumnos interactúen a través del uso de las TIC, y generen
contenidos que sean producto de un trabajo colaborativo entre ellos y el profesor.
También, permiten el desarrollo de competencias en el procesamiento y manejo de la
información, generando infinitas posibilidades de las que el profesor dispone para que el
alumno consiga alcanzar los objetivos propuestos de una forma más atractiva.
Esta transformación es necesaria para generar dinámicas innovadoras y lúdicas que
apoyen el proceso de enseñanza - aprendizaje reforzando las competencias de los
docentes y del alumnado. Estas herramientas, posicionan al alumno como protagonista de la educación, el profesor
actúa de guía ayudándole a interactuar con diferentes recursos que le permitan ser capaz
de construir su conocimiento, consiguiendo con ello un aprendizaje significativo.
Estos nuevos enfoques son más abiertos, creativos y menos proteccionistas. El uso de las TIC en el aula es muy enriquecedor para nuestro proyecto educativo y para
ayudar a integrar al conjunto de alumnos independientemente de sus características
individuales, permitiendo una mayor atención a la diversidad, dando la posibilidad de
realizar diferentes actividades dentro de la misma aula, incluso trabajar un mismo
contenido con diferentes metodologías, adaptándonos a las capacidades de cada uno de
nuestros alumnos e individualizando con ello su educación.
El alumnado se mueve en las TIC con una soltura trepidante, para ellos no es algo
extraño, residen en internet y eligen una identidad que también es suya, su identidad
digital. Es un reto, como señala el Informe Horizon en su edición iberoamericana de 2012, la
alfabetización digital como una aptitud esencial en la profesión docente.
Es necesario dotar a nuestros alumnos de herramientas para que puedan sobrevivir en el
mundo en el que vivimos, pero que también les permita ser felices.
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